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Capirotada en familia

  • Claudia
  • 5 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

Estoy haciendo mis primeros pininos en el tema "blogs" , asi que para no complicarme mucho la existencia jejejeje, colocare algunas de mis recetas y anécdotas que ya publique en en Facebook, empecemos pues...

Bueno va la primera que escogí y la que al ver se me hizo agua la boca, recordé el olor a piloncillo y plátano frito, recordé la cara de mi hija preparando la receta, bueno aquí va la historia de la capiratoda.

Por ahí por el mes de marzo y ya entrando a la temporada de Semana Santa, como que uno tiene programado ciertos alimentos en la memoria o ¿NO?, como lo es para mi el caso Capirotada, y mas cuando te lo recuerdan en los distintos medios cuando tus amig@s suben fotos de este exquisito manjar.

Bueno, voy al mercado como parte de la rutina de cualquier persona, ya en los pasillos, que se me pone en frente un cerro de bolsas con pan de ese que ya venden durito especial para la capirotada mmmm, pues me dije que mas da fuera la dieta y ¡hacer capirotada!.

Llegando a casa una de mis hijas me dijo yo te ayudo, pues mas que ayudar ella lo hizo ¡SOLA! yo solo mirando diciéndole que hacer y poner, me dio un gusto por que me trajo el recuerdo cuando mi mama antes de las famosas dietas hacia esta preparación ¡con harta mantequilla!, recuerdo el burbujear del aceite con el pan durito en un sartén de hierro, la embarrada de mantequilla en el fondo de un sartén y entre pan y pan, el olor que desprendía el conjunto de aromas en toda la cocina, y donde esperábamos ansiosos asomándonos de vez en cuando a la ventana del horno para ver si estaba lista.

Así que pues manos a las obra, que mas da unos kilitos mas jejejeje, quiero recordar el sabor y el aroma del pan doradito, el piloncillo y la mantequilla.

Ya entrados en la preparación, le hicimos algunas variaciones a como lo hacia mi abuela y mi madre, pues digo hay que aprovechar lo que uno tiene en la casa y por que no usar algo de nuestra imaginación quien quita y sale algo extraordinario. Regresando al tema, ellas en lugar de pan o bolillo pasado usaban pan dulce ya durito, la miel la preparaban con canela, clavo, cilantro y cebollín, que este último no lo incorpore, también agregaban cacahuate lo que sustituí por piñón y otro ingrediente que omití manzana por tomatillo o tomate verde.

Este tipo de tiempo compartido con mi hija, no dudo que le perdurara en la memoria, no se si ella

cocinara o lo hará mas adelante, pero si estoy segura que los olores que se respiraban en la cocina le va a traer muy buenos recuerdos de algo que compartimos juntas, igual como yo lo recuerdo de mi madre.


 
 
 

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